La mujer complaciente

Si hay algo que sabemos hacer la mayoría de las mujeres educadas en el patriarcado es complacer: no en vano se nos ha forjado para ello. Y si hay un motivo por el que lo seguimos haciendo una vez adultas, unido al desconocimiento de otros modos más sabios de lograr nuestro objetivo, a la fuerza de la inercia y a la falta de conciencia, es el de sentirnos aceptadas y queridas. La voluntad de aceptación y cariño en nada es problemática. El problema es el modo en que se nos ha enseñado a suplirla: a través de la complacencia sistemática y no selectiva, generalmente automatizada y por tanto no consciente ni elegidaSeguir leyendo «La mujer complaciente»

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Ejercicio: Descripción de los hechos en clave física

  • Introducción

Este ejercicio, basado en el estoico Marco Aurelio, está destinado a los momentos en que cierta situación nos provoca una alteración afectiva tal, que nos volvemos incapaces de percibirla con lucidez y enfrentarnos a ella con ecuanimidad. Su meta reside en entrenarse en percibir la situación en cuestión de forma lo más despojada y neutra posible. Se trata de desnudar lo que nos está desequilibrando porque, a menudo, nuestros desequilibrios los genera nuestra propia mente observando las cosas de forma sesgada.

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Aferrar y soltar

El ser humano muestra una tendencia innata a aferrarse, a buscar seguridad allá donde va, movido por el afán de estabilidad. En nuestras vidas, acostumbramos a agarrarnos a un clavo ardiendo: cierto lugar, una pareja, un trabajo fijo… Sin embargo, nada de eso es eterno, no podemos conservar todo cuanto quisiéramos mantener: las parejas se rompen, los seres queridos fallecen, uno cambia, las circunstancias varían… Y sufrimos. Sufrimos porque nos apegamos a esas personas y situaciones, que no poseemos ni están garantizadas.

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