Solo cuando entrego a la vida las riendas de mi propia vida,
permanezco serena.
Me hago entonces filtro transparente
a quien la vida misma atraviesa.
Lejos de erradicarme,
alcanzo mi ser más profundo e íntimo.
Moro conmigo al haber desaparecido.
Me transformo en vida pura
que fluye entonces sin obstáculo.
No soy ya núcleo asfixiado
sino abierto e irradiante.
Cuando desaparece el control, asoma el orden.
Cuando cae el impulso ordenador, brota la armonía.
Cuando me dejo, me encuentro.
Cuando desaferro, poseo.
Cuando expulso la esperanza, hallo confianza.
Cuando abdico de la seguridad, vislumbro mi hogar verdadero.
Cuando renuncio al resultado,
mi acción se torna fin y la recompensa infinitamente mas rica.
Cuando olvido mi bien, rememoro mi Bien.
Consigo la eficacia, no buscándola.
Alcanzo el resultado, no yendo tras él.
Avanzo solo al dejar de correr.
Cuando olvido que hago, logro verdaderamente realizar.
Al cesar en el intento de asir, comprendo de súbito.
Encuentro una inteligencia desconocida, una vez abandonada mi mente conocida.
La inspiración viene a mí, cuando he desesperado encontrarla.
Me invade la paz, cuando no evado ya la angustia y la acojo.
Solo si dejo de buscarme, me topo conmigo.
Solo la cesar en el afán de ser, soy de modo auténtico y libre.