Mi vulnerabilidad, mi fortaleza

El no negarse a vivir lo que toca,

el dar espacio para descansar en lo que hay,

tremendo arma de que dispongo para hacer frente a lo real.

 

El admitir la carencia,

el reposar en el alma rota,

no hay mejor recurso para que se recomponga.

 

La fragilidad no es debilidad,

es al contrario apoyo sin fisura,

cuando se atreve uno a reconocerla en toda su hondura.

 

Mi vulnerabilidad,

mi fortaleza.

 

Mi cojera: mi estabilidad.

Mi desmayo: mi salud.

Mi herida: mi curación.

Mi ceguera: mi visión.

 

Así cuando me siento en carne viva,

cuando más sangra y duele mi herida,

con mayor sabiduría descubro en mí un guía,

que siquiera antes conocía.

 

Si alcanzo a veces a admitir mi vacío,

mi desolación en toda su pureza,

acude en mi rescate cual milagro,

lo por mí más deseado:

 

Heme aquí qué gran sorpresa,

de donde escapaba, lo que buscaba:

mi vulnerabilidad, mi fortaleza. 

 

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