El budismo emplea la imagen de un instrumento de cuerdas: si éstas están demasiado laxas, carecen de la fuerza suficiente para dar su sonido; si demasiado tensas, su sonido es crispado. En ninguno de los dos casos suena el instrumento de forma armoniosa. La vía media entre uno y otro extremos es la tan afamada propuesta por el budismo. Cuando emprendemos una actividad, a menudo oscilamos entre ambos polos: o bien nos perdemos por el lado del defecto, no sacando suficiente energía o motivación como para llevarla a término e incluso para iniciarla, o bien la emprendemos con tal fuerza que roza en tensión, impidiendo una naturalidad cómoda, despierta y eficaz. Seguir leyendo «Esforzarse no es forzarse: una lectura del esfuerzo a partir del budismo»
La mujer complaciente
Si hay algo que sabemos hacer la mayoría de las mujeres educadas en el patriarcado es complacer: no en vano se nos ha forjado para ello. Y si hay un motivo por el que lo seguimos haciendo una vez adultas, unido al desconocimiento de otros modos más sabios de lograr nuestro objetivo, a la fuerza de la inercia y a la falta de conciencia, es el de sentirnos aceptadas y queridas. La voluntad de aceptación y cariño en nada es problemática. El problema es el modo en que se nos ha enseñado a suplirla: a través de la complacencia sistemática y no selectiva, generalmente automatizada y por tanto no consciente ni elegida. Seguir leyendo «La mujer complaciente»
Ejercicio: Describir un paisaje con el lápiz y dibujarlo con las palabras
–Introducción
En este ejercicio os propongo jugar a ser escritores y pintores: adoptar esa disposición tan particular y creativa hacia el mundo propia del artista. Su meta no es otra que la de cultivar una mirada estética y desinteresada: tomarse el tiempo de mirar cierta escena o paisaje, de forma gratuita, porque sí y describirlo, ya trazándolo con el lápiz, ya expresándolo mediante el lenguaje. Seguir leyendo «Ejercicio: Describir un paisaje con el lápiz y dibujarlo con las palabras»
La confianza como actitud vital II: Confiar en uno mismo no es confiar en uno solo
¿En qué instancia de sí cabe confiar? Todos sabemos, por propia experiencia, que la identidad es cuestión compleja: a veces nuestro interior parece una fiesta de múltiples caracteres que se alternan y en ocasiones altercan entre sí. Escuchamos en nosotros voces entrecruzadas, tendencias contradictorias, deseos opuestos, comportamientos incoherentes, trazos de carácter dispares en función del contexto en que nos encontremos. Parecemos ser muchos, no uno. Y en cierto nivel de nosotros, así es. Por otra parte, hay ciertas voces en nosotros que no parecen muy fiables: son egocéntricas y egoístas, carecen de serenidad y ecuanimidad, olvidan el amor, interpretan las cosas de forma gris y no nos hacen bien. Seguir leyendo «La confianza como actitud vital II: Confiar en uno mismo no es confiar en uno solo»
La confianza como actitud vital I: La trampa de la desconfianza
¿Qué es la confianza? Y, ¿en qué se confía? ¿En uno? ¿En la vida? ¿En Dios? ¿En los demás? También podría plantearse: ¿Por qué confiar? ¿Qué motivos tengo para confiar en lo que sea? Seguir leyendo «La confianza como actitud vital I: La trampa de la desconfianza»
Encuentro al dejar de buscar
Solo cuando entrego a la vida las riendas de mi propia vida,
permanezco serena.
Me hago entonces filtro transparente
a quien la vida misma atraviesa.
Ejercicio: Descripción de los hechos en clave física
- Introducción
Este ejercicio, basado en el estoico Marco Aurelio, está destinado a los momentos en que cierta situación nos provoca una alteración afectiva tal, que nos volvemos incapaces de percibirla con lucidez y enfrentarnos a ella con ecuanimidad. Su meta reside en entrenarse en percibir la situación en cuestión de forma lo más despojada y neutra posible. Se trata de desnudar lo que nos está desequilibrando porque, a menudo, nuestros desequilibrios los genera nuestra propia mente observando las cosas de forma sesgada.
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Verdad y falsedad experienciales
La sensación de roce o fricción con el estado de cosas del mundo es el correlato experiencial de la falsedad. Tal discordancia evidencia que uno está yendo en contra de lo que aquí y ahora sucede. Cuando uno constata que hay algo que no cuadra, que una determinada situación le está provocando incesantemente conflicto o sufrimiento –un conflicto y un sufrimiento que no se explican por la sola situación–, quemantiene una relación atormentada con ella, está obteniendo pruebas de una falta de penetración objetiva y libre en su mirada hacia tal circunstancia.
Tras la experiencia
Tras la fatiga del vivir, volví a la vida.
Tras patalear, paré.
Tras la queja, me reconcilié.
Tras querer morir, quise vivir.
Ejercicio: cultivar el silencio
- Introducción
Es un hecho que nuestra mente las más de las veces se encuentra agitada y dispersa, saltando de un pensamiento a otro sin ser siquiera consciente de ello, repitiéndose las mismas cosas una y otra vez, haciendo constantemente juicios de valor, convenciéndose de cosas, encontrando motivos que le den la razón. Este pensamiento es un pensamiento ciego, compulsivo, precipitado, no dirigido, no amaestrado, no lúcido: anti-filosófico. Esta práctica busca poner coto a esa vorágine mental y ofrecer a la mente una pausa, cierto apaciguamiento mediante el ejercicio del silencio. Curiosamente, del silencio brota un pensamiento ordenado, centrado e inteligente, un pensamiento atento y sereno propiamente filosófico.